La llegada del hierro, un material más versátil y ligero, revolucionó la construcción en el siglo XIX. También revolucionó el ferrocarril: en Mérida, la construcción del puente de metal sorprendió a los vecinos hace 142 años.
Lentamente, todos verificaron que el puente de hierro era hermoso y seguro, aunque esta vez, necesita una revisión exhaustiva. Los expertos detectaron una deformación preocupante: el puente tenía una tasa más alta de lo esperado.
En unas pocas semanas, se instaló una gran estructura de pilares y columnas para fortalecer el puente y, a través de gatos hidráulicos, corregir el milímetro al milímetro. Normalmente recuperado, el lavado fundamental de las tareas será minorista: el cambio de placas, ya coroleados, que respalda la mayor parte del peso de los trenes. Es necesario reemplazarlos con nuevas piezas de metal. Toda la asamblea en un mecano de vista muy complejo de más de 600 metros de largo, que se extenderá casi dos años de obras, pero que devolverá todo su esplendor a uno de los íconos de la ciudad.