Anoche se estrenó en el Festival de Mérida ‘Las Troyanas’, una adaptación de la tragedia de Eurípides realizada por Carlota Ferrer. La puesta en escena de esta obra está impregnada de la estética del dadaísmo, ofreciendo una visión única y contemporánea de este clásico.
La trama se desarrolla el día después de la caída de Troya, donde las mujeres troyanas se encuentran en una playa, esperando sin rumbo mientras los vencedores griegos deciden su destino: la esclavitud o el lecho forzado. Isabel Ordaz interpreta a Hécuba, la reina derrotada que se convierte en un símbolo de dignidad herida.
El montaje se destaca por una escenografía monumental y minimalista, apoyada en un sencillo vestuario reducido a tres colores simbólicos: blanco, negro y rojo, este último representando la muerte. Más allá de la tragedia clásica, Ferrer ofrece una lectura que denuncia no solo la violencia del conflicto mítico, sino también la de todas las guerras que continúan impactando la actualidad.
Tras la función, los actores expresaron su emoción por actuar en un lugar tan histórico como el Teatro Romano. La propuesta culmina con una imagen impactante: la playa de Troya teñida de negro, simbolizando que las cicatrices de la guerra nunca desaparecen. Este montaje no solo entretiene al público, sino que también invita a reflexionar sobre la naturaleza destructiva de los conflictos bélicos y su impacto perdurable en la sociedad.
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