
Manolo Moraga Ramos, un panadero de toda la vida, ha decidido optar por una jubilación activa después de décadas dedicadas a su profesión en Villanueva. Desde pequeño ha estado vinculado a la panadería de la calle Huerto 34, primero ayudando a su tío a repartir pan en una burrilla o en bicicleta por las calles de la ciudad, y posteriormente heredando el negocio tras el fallecimiento de su familiar.
A pesar de llegar a la edad de jubilación, Manolo ha decidido seguir al frente de su panadería, ya que considera que ser panadero es su pasión y no sabe hacer otra cosa. Acompañado de su esposa Inma y su empleado Luis, continúa dedicando largas jornadas de trabajo que comienzan a las 02:30 horas y finalizan alrededor de las 15:00 horas.
A lo largo de los años, este trabajo sacrificado le ha supuesto renuncias en su vida social, pero Manolo las ha asumido con gusto debido a su amor por la panadería. En reconocimiento a su dedicación, la alcaldesa Ana Belén Fernández le ha entregado una placa conmemorativa por todos los años dedicados a su profesión y le ha deseado una feliz jubilación activa.
Con una vida marcada por el trabajo duro y la pasión por su oficio, Manolo Moraga Ramos representa el espíritu de esfuerzo y dedicación que ha caracterizado a los panaderos de toda la vida. Su historia es un ejemplo de cómo la pasión por un trabajo puede convertirse en el motor de toda una vida.
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