La parada eléctrica que afectó a la península ibérica no causó daños significativos en el sector agrícola, gracias a la resistencia de los cultivos. Sin embargo, se reportaron incidentes en animales intensivos y servicios administrativos asociados con la actividad agrícola, según ASA.
Las culturas lograron soportar la interrupción sin sufrir grandes daños, aunque hubo problemas en áreas como Valencia con sistemas de riego, ventilación en viveros y refrigeración de frutas y verduras. Retrasos en el riego, como los reportados en Zaragoza y León, podrían afectar los cultivos sensibles si la situación se prolonga, advirtió la organización.
El impacto en los animales fue más severo, ya que dependen más de los sistemas eléctricos para el ordeño, la ventilación, el suministro de agua y el enfriamiento de la leche. En Galicia, se temen pérdidas de leche no refrigerada y posibles daños a los robots de ordeño, mientras que en León, la falta de electricidad generó una situación crítica en granjas sin generadores.
Se registraron situaciones singulares, como tractores con sistemas de orientación automática no funcionales o cámaras frías paralizadas en algunas granjas de espárragos verdes de Guadalajara, según Asaja.
La parálisis de la actividad administrativa fue otro efecto preocupante, ya que las oficinas agrarias de la organización sin conexión a Internet o teléfono suspendieron procedimientos clave como la PAC o la contratación de seguros agrarios. La situación generó ansiedad en regiones como Castilla-La Mancha, donde se terminaron importantes términos de ayuda, y muchos agricultores no pudieron mover animales debido a la imposibilidad de emitir guías, informó la Asociación Agraria.
No se han realizado estimaciones económicas precisas por el momento, pero la asociación está recopilando información para evaluar el alcance de la parada. Pérdidas de producción, alimentos desperdiciados, generadores de emergencia o interrupciones logísticas podrían inflar el proyecto final de ley, según la organización.
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