El presidente de la Junta de Directores de Extremadura, María Guardiola, acompañó al rey Felipe VI en la inauguración de la «Cámara Protohistoria» del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Este nuevo espacio albergará 400 piezas de diferentes yacimientos tartésicos, algunas de las cuales se exhibirán por primera vez. En el evento estuvieron presentes el Ministro de Presidencia, Diálogo Interior y Social, Abel Bautista; la Ministra de Cultura, Turismo, Juventud y Deporte, Victoria Bazaga; y el alcalde de Badajoz, Ignacio Gragera, entre otras autoridades.
Además, asistieron Casas del Turúñuelo, Esther Rodríguez y Sebastián Celestino Pérez. Los barcos funerarios de Medellín, las joyas fenicias, el marfil, el alabastro, el vidrio, las herramientas de hierro o las enigmáticas caras de Turúñuelo conforman una narrativa que evoca el esplendor de las sociedades que, durante el primer milenio antes de Cristo, mantenían vínculos con los pueblos del este. Con una innovadora museografía, la sala transformada ofrece una experiencia inmersiva a través de recursos audiovisuales, producciones interactivas y contenido adaptado para todos los públicos.
Asteroom propone juegos interactivos para escribir en alfabetos paleohispánicos, textos traducidos al inglés disponibles mediante códigos QR y accesibilidad sensorial con piezas que se pueden tocar. De esta manera, el museo se convierte en un instrumento de asombro y descubrimiento, donde el visitante explora e interactúa con el contenido expuesto. La exposición comienza con una muestra de herramientas de hierro del Cancho Roano en Zalamea de Serena y Turuñuelo en Guareña, que ilustra la introducción de la metalurgia del hierro y su impacto en las prácticas agrícolas y ganaderas.
A continuación, se presentan las piernas de Turuñuelo, la escultura griega más antigua de la península, realizada con el mismo mármol que el Erecteion de Atenas, en las canteras del Monte Pentélico. La dimensión ritual se completa con una colección de jarras de bronce: cazuelas, calderas, braseros y aguamaniles utilizados en banquetes colectivos, ceremonias de purificación y rituales relacionados con la elaboración y consumo de vino. También se incluyen marfiles con influencias egipcias y joyas de oro, como los pendientes de Sencho Roano o las placas de oro en Segura de León, ejemplos de la sofisticación de las élites tartesias.
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